sábado, mayo 20, 2006

Un sábado que me sabe a domingo

Parece que requiero de alguna receta mágica que me libere pronto de la frontera áspera en la que me muevo esta última semana. Se podría decir que se trata de un movimiento pendular que me desplaza del tedio a la locura. Pero en el fondo me deja solo la sensación de no estar en ninguno de los dos lugares si no en una mezcla extraña de ambos. Ambos tienen la particularidad -la mayor parte de las veces- de no ser más que estados de ánimo pasajeros. Pero esa posibilidad de insensatez momentánea -incluso en sus intervalos- es para mi mejor que el tedio y, de alguna manera, me motiva a escribir. Me refiero a escritos tendensiosamente literarios, raros más bien en mi caso.

Vuelvo sobre mis pasos. Quizá incluso pueda estar cerrando un círculo en términos simbólicos. Revisando textos viejos me doy cuanta de la distancia y el congelamiento de algunas motivaciones. Se despiertan ahora nuevamente, pero con la necesitad también sentida de reescribirse en algunos aspectos. Ya soltaré fragmentos de estos textos (que poseen también sesgos autobiográficos).