viernes, febrero 23, 2007
Conversando con La Culpable: una golondrina sí hace un verano
Ayer tuvo lugar en La Culpable el último encuentro de febrero que este espacio ha venido organizando con la finalidad de que el público se acerque al trabajo de un particularmente significativo grupo de artistas. Al menos un día por semana (a veces dos), y durante el corto y caluroso tiempo que ha transcurrido del 2007, este lugar se ha convertido en un foco importante de difusión e intercambio de ideas en torno al trabajo de los artistas que han desfilado de manera sucesiva, presentando su portafolio de trabajos e iniciando ante los asistentes un despliegue discursivo sobre la imagen proyectada del mismo. Fernando Bryce, David Zing-Yi, Christiane Isenberg, Ismael Randall Weeks, Humberto Polar Pin, Alfredo Márquez, Luz María Bedoya, Lalo Quiroz, entre otros (disculpen si hago alguna involuntaria omisión) han hecho con sus presentaciones que rápidamente el lugar se convierta en un espacio singular de persistencia en esta tarea: acogedor, informal y de visita imprescindible para los atentos interesados en lo más refrescante de la plástica local.
Un intento similar de implementar un espacio de disertación y reflexión dentro de la avalancha extremadamente visual (o mono-discursiva) de los espacios existentes (comerciales o no) fue realizado durante el 2006 en la novel galería 80m2 arte&debates, durante el tiempo en que me he desempeñado como curador en jefe de este espacio. Pero la supeditación de los mismos a la agenda de exhibiciones no llegaría a crear la continuidad necesaria, ni tampoco la pequeña y animada comunidad que ha logrado La Culpable en estos dos meses. Quizá parte de este éxito se debe a la acertada elección de los artistas, quienes en su totalidad han elaborado (de la mano de la praxis) un conjunto de ideas y puntos de vista sobre su propio trabajo o el contexto en que este se inscribe (y sin la timidez que asalta a otros artistas a simplemente tomar la palabra), al punto de sentir una motivación personal en exponer y discutir estos puntos de vista, independientemente de que exista o no una iniciativa de cualquier otro en ese sentido.
Para abrir la pausa que se toma durante el verano, las sesiones de esta ‘golondrina’ culminaron (provisionalmente) anoche con la presencia de Juan Javier Salazar: Un clásico contemporáneo que es quizá el único en su generación que sostiene un diálogo con generaciones más próximas sin la presunción que la propia trayectoria podría darle a otros (y que en realidad está muy lejos de su personalidad). Diálogos y encuentros que han sido acaso positivamente significativos para la producción visual de muchos de los artistas jóvenes que, en los últimos años, empiezan a situarse (e incluso acomodarse)en la veleidosa escena.
La consigna de estos encuentros parece ser expansiva. No solo se supone que la Culpable retomaría estas reuniones en algunas semanas, sino que otros espacios apuntan a proyectar reuniones por el estilo. Bacán y enhorabuena: de la oralidad a la escritura (alfabética o audiovisual) hay solo un paso y se necesita perderle el miedo a vializar ideas y contribuir eficientemente a su difusión. Es muy aburrido dejar correr el discurso solitariamente del lado de la crítica.
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